Prebióticos.
No confundir con los probióticos. Los prebióticos son el
sustrato del que se alimenta la microbiota, más comúnmente conocida como flora
intestinal. Los probióticos son la microbiota en si misma, es decir las
bacterias que forman parte y equilibran nuestra flora intestinal y que cada vez
se demuestra que son mucho más importantes para nuestra salud de lo que se
pensaba. No solo suponen una mejora a nuestra salud intestinal, sino que también
mejoran nuestra inmunidad general.
Hay 6 tipos:
·
Almidón resistente. Hay tres tipos. El tipo 1 es
inaccesible. El tipo 2 se encuentra en los alimentos crudos. El tipo 3 es el
mismo almidón que comemos: patatas, zanahorias, nabos, etc… al que se le ha aplicado un tratamiento de
enfriamiento. Las moléculas de almidón gelifican y entonces se convierte en almidón
resistente, que es mucho mejor sustrato para las bacterias intestinales que el almidón
normal. Se encuentra sobre todo en legumbres y patatas.
·
Pectinas. Son las fibras que presentan mayor
grado de fermentabilidad y generan una microbiota más diversa. Se encuentra en la
zanahoria y en las frutas: Naranja y manzana sobre todo.
·
Mucilagos. Se encuentra en semillas como el
plantago, la chía y el lino, y en algas: wakame, kombu, fucus, etc… los grandes
chefs utilizan el agar agar para gelificar.
·
Fructanos. Se encuentran en puerros, cebolla, espárragos,
alcachofas, achicoria y sobre todo el tupinambo.
·
Hemicelulosas. Son el glucomanano y los betaglucanos.
Son más conocidos por preparados muy utilizados en farmacia para el tratamiento
de la obesidad mediante un efecto saciante.
·
Galactooligosacaridos. Se encuentran en las
legumbres y son responsables de los gases intestinales que producen.
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